La Palabra Versión Hispanoamericana

2 Crónicas 20:15-26 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

15. que dijo:—Presten todos atención, pueblo de Judá, habitantes de Jerusalén y rey Josafat. Esto les dice el Señor: No teman ni se acobarden ante esa gran multitud, porque la batalla no es de ustedes sino de Dios.

16. Mañana bajarán hacia ellos cuando suban la cuesta de Sis y los encontrarán al final del arroyo, frente al desierto de Jeruel.

17. Pero no tendrán que luchar esta vez. Deténganse y quédense quietos y verán la victoria que les depara el Señor. Judá y Jerusalén, no teman ni se acobarden. Salgan mañana a su encuentro, que el Señor estará con ustedes.

18. Josafat se arrodilló rostro en tierra, y todo Judá y los habitantes de Jerusalén se inclinaron ante el Señor para adorarlo.

19. Los levitas descendientes de Queat y de Coré se levantaron para alabar a voz en grito al Señor, Dios de Israel.

20. Al día siguiente madrugaron para salir al desierto de Tecoa y mientras iban saliendo, Josafat, en pie, les decía:—Escúchenme, Judá y habitantes de Jerusalén: Confíen en el Señor su Dios y estarán seguros; confíen en sus profetas y vencerán.

21. Tras consultar con el pueblo, designó a algunos para que fuesen delante de la formación vestidos con ornamentos sagrados, cantando y alabando al Señor con el estribillo: «Den gracias al Señor, porque es eterno su amor».

22. Y en el momento en que comenzaron los cantos y las súplicas, el Señor sembró discordias entre los amonitas, los moabitas y los habitantes de la montaña de Seír que venían contra Judá, y se destruyeron entre sí.

23. Los amonitas y los moabitas atacaron a los habitantes de la montaña de Seír hasta destrozarlos y exterminarlos; y cuando acabaron con los habitantes de Seír se pusieron a destruirse mutuamente.

24. Cuando los de Judá llegaron al promontorio del desierto y miraron hacia la multitud, no vieron más que cadáveres caídos en tierra y ningún superviviente.

25. Cuando Josafat y su gente llegaron dispuestos al saqueo, encontraron tal cantidad de ganado, riquezas, vestidos y objetos preciosos que no pudieron cargar con ellos. Necesitaron tres días para consumar el saqueo.

26. El cuarto día se reunieron en el valle de Beracá, donde bendijeron al Señor. Por eso aquel lugar se llama valle de la Bendición hasta el presente.