8. teniendo en cuenta que el ejercicio corporal no sirve para mucho y, en cambio, una vida auténticamente religiosa es útil para todo; además, cuenta con la promesa de la vida, tanto presente como futura.
9. Es esta una palabra digna de crédito y que debe aceptarse sin reservas.
10. En efecto, si nos fatigamos y luchamos*, es porque hemos puesto la esperanza en Dios viviente, que es salvador de todos, especialmente de los creyentes.
11. Enseña y recomienda estas cosas.
12. Que nadie te menosprecie por ser joven. Al contrario, que tu palabra, tu conducta, tu amor, tu fe y tu limpio proceder te conviertan en modelo para los creyentes.
13. Mientras esperas que yo llegue, dedícate a la lectura [de las Escrituras], a la exhortación y a la enseñanza.
14. No hagas estéril el don que hay en ti y que se te confirió cuando, por indicación profética, los presbíteros te impusieron las manos.
15. Tómate en serio todo esto y vívelo intensamente a fin de que todos puedan constatar tu aprovechamiento.