La Palabra Versión Hispanoamericana

1 Reyes 20:23-42 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

23. Por su parte, los oficiales del rey de Siria le dijeron:—Su Dios es dios de los montes y por eso nos han derrotado. Si los atacamos en la llanura, seguro que los venceremos.

24. Te aconsejamos, pues, hacer lo siguiente: quita a los reyes y sustitúyelos por gobernadores.

25. Organiza luego un ejército como el que has perdido, con igual número de caballos y carros. Los atacaremos en la llanura y sin duda los venceremos.Benadad atendió sus razones y actuó en consecuencia.

26. Al año siguiente Benadad pasó revista al ejército sirio y partió hacia Afec para luchar contra Israel.

27. También los israelitas pasaron revista, se aprovisionaron y salieron al encuentro de los sirios. Cuando acamparon frente a ellos, parecían dos rebaños de cabras, mientras que los sirios ocupaban todo el terreno.

28. Un hombre de Dios se acercó al rey de Israel y le dijo:—Así dice el Señor: Puesto que los sirios han dicho que el Señor es un dios de los montes y no de los valles, entregaré en tu poder a ese ejército tan numeroso, para que ustedes reconozcan que yo soy el Señor.

29. Durante siete días estuvieron acampados unos frente a otros. Al séptimo día se entabló la batalla: los israelitas derrotaron a los arameos y mataron en un solo día a cien mil soldados de infantería.

30. Los supervivientes se refugiaron en la ciudad de Afec. Pero la muralla se desplomó sobre los veintisiete mil supervivientes. Benadad también huyó y entró en la ciudad, escondiéndose de casa en casa.

31. Sus oficiales le dijeron:—Hemos oído decir que los reyes de Israel suelen ser clementes. Vamos a vestirnos con sacos y con una cuerda al cuello; nos presentaremos así al rey de Israel, a ver si te perdona la vida.

32. Se vistieron con sacos y con cuerdas al cuello y se presentaron ante el rey de Israel, diciendo:—Tu siervo Benadad te suplica que le perdones la vida.Ajab respondió:—Pero, ¿todavía vive? ¡Es mi hermano!

33. Aquellos hombres lo interpretaron como buena señal y, tomándole la palabra, se apresuraron a contestar:—¡Sí, Benadad es tu hermano!Ajab les dijo:—Vayan y tráiganlo.Benadad se presentó ante Ajab y él lo subió en su carro.

34. Entonces Benadad le dijo:—Te devolveré las ciudades que mi padre le quitó a tu padre* y además podrás instalar bazares en Damasco, como mi padre los instaló en Samaría. Ajab respondió:—Con ese compromiso te dejaré en libertad.Ajab firmó un tratado con él y lo dejó en libertad.

35. Un miembro de la comunidad de profetas dijo a un compañero, por orden del Señor:—¡Pégame!El compañero se negó

36. y el otro le dijo:—Por no haber obedecido la palabra del Señor, cuando te separes de mí, te matará un león.Y cuando se separó de él, lo encontró un león y lo mató.

37. El profeta encontró a otro hombre y le pidió:—¡Pégame!Aquel hombre le pegó y lo dejó herido.

38. Luego se fue a esperar al rey junto al camino, disfrazado con una venda en los ojos.

39. Cuando pasó el rey, el profeta le dijo a voces:—Cuando tu servidor estaba en el fragor de la batalla, un hombre se acercó y me entregó un prisionero, encargándome: «Vigila a este hombre y, como llegue a escapar, lo pagarás con tu vida o con un talento de plata».

40. Pero mientras tu servidor andaba ocupado en otras cosas, el prisionero desapareció.El rey de Israel le dijo:—¡Tú mismo acabas de pronunciar tu sentencia!

41. Pero inmediatamente se quitó la venda de los ojos y el rey de Israel lo reconoció como uno de los profetas.

42. Entonces le dijo al rey:—Así dice el Señor: Por haber dejado en libertad al hombre que yo había condenado al exterminio, tú y tu pueblo pagarán con la vida por la de él y la de su pueblo.