La Palabra Versión Hispanoamericana

1 Corintios 15:33-53 La Palabra Versión Hispanoamericana (BLPH)

33. No se engañen: «Las malas compañías corrompen las buenas costumbres».

34. Retornen al buen camino y no sigan pecando; pues, para vergüenza de ustedes, tengo que decirles que algunos de ustedes desconocen a Dios.

35. Alguien preguntará: ¿y cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo lo harán?

36. ¡Tonto de ti! Si tú siembras algo, no cobrará nueva vida a menos que antes muera.

37. Y lo que siembras no es la planta entera que después ha de brotar, sino un simple grano, de trigo o de cualquier otra semilla.

38. Dios, por su parte, proporciona a esa semilla, y a todas y cada una de las semillas, la forma que le parece conveniente.

39. No todos los cuerpos son iguales: hay diferencia entre el cuerpo del ser humano, el del ganado, el de las aves y el de los peces.

40. Hay cuerpos celestes y cuerpos terrestres. Y no es el mismo resplandor el de los unos que el de los otros.

41. No brilla el sol como brillan la luna o las estrellas; e incluso entre las estrellas, cada una tiene un brillo diferente.

42. Así sucede con la resurrección de los muertos: se siembra algo corruptible, resucita incorruptible;

43. se siembra una cosa despreciable, resucita resplandeciente de gloria; se siembra algo endeble, resucita pleno de vigor;

44. se siembra, en fin, un cuerpo animal, resucita un cuerpo espiritual. Pues si hay cuerpo animal, también lo hay espiritual.

45. La Escritura dice: Adán, el primer ser humano, fue creado como un ser dotado de vida; el último Adán, como un espíritu que da vida.

46. Y no existió primero lo espiritual, sino lo animal; lo espiritual es posterior.

47. El primer ser humano procede de la tierra, y es terreno; el segundo viene del cielo.

48. El terreno es prototipo de los terrenos; el celestial, de los celestiales.

49. Y así como hemos incorporado en nosotros la imagen del ser humano terreno, incorporaremos también la del celestial.

50. Quiero decir con esto, hermanos, que lo que es solo carne y sangre no puede heredar el reino de Dios; que lo corruptible no heredará lo incorruptible.

51. Miren, voy a confiarles un misterio: no todos moriremos, pero todos seremos transformados.

52. Súbitamente, en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene —que sonará— la trompeta* final, los muertos resucitarán incorruptibles mientras nosotros seremos transformados.

53. Porque es preciso que este ser corruptible se revista de incorruptibilidad y que esta vida mortal se revista de inmortalidad.