La Biblia: La Palabra de Dios para Todos

Juan 8:4-22 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

4. le dijeron a Jesús: —Maestro, esta mujer fue sorprendida cometiendo adulterio.

5. Moisés nos ordenó en su ley que matemos a pedradas a la mujer que haga esto. ¿Tú qué dices?

6. Ellos le decían esto para ponerlo a prueba. Buscaban algo de qué acusarlo. Él se agachó y empezó a escribir en el suelo con el dedo.

7. Ellos seguían preguntándole lo mismo. Así que se puso de pie y les dijo: —El que nunca haya pecado que tire la primera piedra.

8. Se volvió a agachar y siguió escribiendo en el suelo.

9. Al escuchar esto, se empezaron a ir de uno en uno y los más viejos se fueron primero. Jesús se quedó solo con la mujer que todavía estaba allí parada.

10. Jesús se puso de pie y le dijo: —Mujer, ¿dónde están ellos? ¿Alguien te condenó?

11. Ella dijo: —Nadie, Señor. Jesús le dijo: —Tampoco yo te condeno. Vete y de ahora en adelante no peques más.

12. Luego Jesús les habló otra vez y dijo: —Yo soy la luz del mundo. El que me sigue nunca andará en la oscuridad, sino que tendrá la luz que da vida.

13. Entonces los fariseos le dijeron: —Tú estás dando testimonio de ti mismo. Eres el único que dice que eso es verdad. Ese testimonio no es válido.

14. Jesús les contestó: —Aunque yo doy testimonio a mi favor, mi testimonio es válido porque yo sé de dónde vengo y a dónde voy. Ustedes no saben de dónde vengo ni para dónde voy.

15. Ustedes me juzgan como juzgarían a cualquier ser humano. Yo no juzgo a nadie.

16. Y si juzgo, mi juicio es válido porque cuando juzgo no estoy solo, sino que el Padre que me envió está conmigo.

17. En su propia ley está escrito que si dos testigos dicen lo mismo, es válido lo que dicen.

18. Pues yo soy un testigo y hablo de mi parte. El Padre que me envió es mi otro testigo.

19. Entonces le preguntaron: —¿Dónde está tu padre? Jesús contestó: —Ustedes no me conocen a mí, ni a mi Padre. Si me conocieran, también conocerían al Padre.

20. Jesús dijo esto mientras enseñaba en el área del templo, cerca del lugar donde la gente deja sus ofrendas. Pero nadie lo arrestó, porque su hora aún no había llegado.

21. Él les dijo otra vez: —Me voy y ustedes me buscarán, pero morirán con su pecado. No pueden ir a donde yo voy.

22. Entonces los líderes judíos comenzaron a preguntar: —¿Será que se va a suicidar? Puede ser eso, pues él dijo: “No pueden ir a donde yo voy”.