10. —El que ya se bañó no necesita lavarse más que los pies, porque todo su cuerpo ya está limpio. Ustedes están limpios, pero no todos.
11. Él sabía quién lo iba a traicionar, por eso dijo: «pero no todos».
12. Cuando terminó de lavarles los pies, se vistió, volvió a la mesa y les dijo: —¿Entienden lo que les hice?
13. Ustedes me llaman: “Maestro” y “Señor” y tienen razón, porque lo soy.
14. Yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies. Así que ustedes deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado ejemplo
15. para que traten a los demás como yo los he tratado a ustedes.