La Biblia: La Palabra de Dios para Todos

Esdras 7:4-18 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

4. Zeraías, Uzi, Buquí,

5. Abisúa, Finés, Eleazar y del sumo sacerdote Aarón.

6. Esdras regresó a Jerusalén desde Babilonia. Era un escriba, experto en la ley de Moisés que el SEÑOR, Dios de Israel, le había dado a su pueblo. El SEÑOR, Dios de Esdras, estaba con él y por eso el rey le concedió todo lo que pidió.

7. Esdras regresó a Jerusalén en el séptimo año de gobierno del rey Artajerjes acompañado de algunos sacerdotes, levitas, cantores, guardianes y servidores del templo.

8. Esdras llegó a Jerusalén en el quinto mes del séptimo año del mandato de Artajerjes.

9. Esdras salió de Babilonia el primer día del primer mes y llegó a Jerusalén el primer día del quinto mes, pues contó con la protección de Dios.

10. Esdras se dedicaba a estudiar la ley del SEÑOR, a ponerla en práctica y a enseñar a los israelitas sus leyes y mandatos.

11. Esta es una copia de la carta que el rey Artajerjes le dio a Esdras, sacerdote y escriba sobre los mandatos y leyes que el SEÑOR le dio a Israel:

12. Del Rey Artajerjes para Esdras el sacerdote y escriba de la ley del Dios del cielo: Cordial saludo.

13. He ordenado que toda persona, sacerdote o levita de Israel que habite en mi reino y quiera ir contigo a Jerusalén, puede hacerlo.

14. Esdras, tú eres experto en la ley de Dios y por eso mis siete consejeros y yo te enviamos a Judá y a Jerusalén para ver cómo está obedeciendo tu pueblo la ley de Dios que se te ha confiado.

15. Te hemos elegido para que lleves contigo el oro y la plata que mis consejeros y yo hemos ofrecido al Dios de Israel que está en Jerusalén.

16. También debes ir por todas las provincias de Babilonia reuniendo las ofrendas de tu gente y de los sacerdotes para el templo de Dios en Jerusalén.

17. Usa ese dinero para comprar toros, carneros y corderos, con sus respectivas ofrendas de cereal y vino para ofrecerlos en el altar del templo de tu Dios en Jerusalén.

18. Tú y los otros judíos pueden gastar como quieran la plata y el oro que sobre, pero que sea de acuerdo con la voluntad de su Dios.