20. En esto, una mujer que padecía hemorragias desde hacía doce años, se acercó por detrás a Jesús y tocó el borde de su manto,
21. pues pensaba para sí misma: “Con sólo tocar su manto, me curaré”.
22. Pero Jesús se volvió y, al verla, le dijo:— Ánimo, hija, tu fe te ha salvado.Y en aquel mismo instante la mujer recuperó la salud.
23. Cuando Jesús llegó a casa del dignatario y vio a los flautistas y a la gente que se lamentaba, dijo: