9. ¿Aún no son capaces de entender? ¿Ya no recuerdan los cinco panes repartidos entre los cinco mil hombres y cuántos cestos recogieron?
10. ¿Ni los siete panes repartidos entre los cuatro mil y cuántas espuertas recogieron?
11. ¿Cómo es que no entienden que yo no me refería al pan cuando les decía: “Tengan cuidado con la levadura de los fariseos y de los saduceos”?
12. Entonces los discípulos cayeron en la cuenta de que Jesús no les prevenía contra la levadura del pan, sino contra las enseñanzas de los fariseos y de los saduceos.
13. Cuando Jesús llegó a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos:— ¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?
14. Ellos contestaron:— Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, que Elías, y otros, que Jeremías o algún otro profeta.
15. Jesús les preguntó:— Y ustedes, ¿quién dicen que soy?
16. Entonces Simón Pedro declaró:— ¡Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo!
17. Jesús le contestó:— ¡Feliz tú, Simón, hijo de Jonás, porque ningún mortal te ha revelado esto, sino mi Padre que está en los cielos!
18. Por eso te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra* voy a edificar mi Iglesia*, y el poder del abismo no la vencerá.
19. Yo te daré las llaves del reino de los cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.
20. Entonces Jesús ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.
21. A partir de aquel momento, Jesús empezó a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén, y que los ancianos del pueblo, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley le harían sufrir mucho, y luego lo matarían, pero que al tercer día resucitaría.
22. Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo, diciendo:— ¡Que nada de eso te pase, Señor!