14. Pues, en efecto, Juan es Elías, el profeta que tenía que venir.
15. Quien pueda entender esto, que lo entienda.
16. ¿A qué compararé esta gente de hoy? Puede compararse a esos niños que, sentados en la plaza, interpelan a los otros
17. diciendo: “Hemos tocado la flauta para ustedes y ustedes no han bailado; les hemos cantado tonadas tristes, y no han llorado”.
18. Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dijeron de él: “Tiene un demonio dentro”.
19. Pero después vino el Hijo del hombre* que come y bebe, y dicen: “Ahí tienen a uno que es glotón y borracho, amigo de andar con recaudadores de impuestos y gente de mala reputación*”. Pero la sabiduría se acredita por sus propios resultados.
20. Los pueblos donde Jesús había hecho la mayor parte de sus milagros no se habían convertido. Entonces se puso a reprochárselo, diciendo: