50. Preparó senda para su ira; no eximió sus almas de la muerte, sino que entregó sus vidas a la plaga,
51. e hirió a todos los primogénitos en Egipto, las primicias de su virilidad en las tiendas de Cam.
52. Mas a su pueblo lo sacó como a ovejas, como a rebaño los condujo en el desierto;
53. los guió con seguridad, de modo que no temieron, pero el mar se tragó a sus enemigos.
54. Los trajo, pues, a su tierra santa, a esta tierra montañosa que su diestra había adquirido.