7. El Señor es mi fuerza y mi escudo; en El confía mi corazón, y soy socorrido; por tanto, mi corazón se regocija, y le daré gracias con mi cántico.
8. El Señor es la fuerza de su pueblo, y El es defensa salvadora de su ungido.
9. Salva a tu pueblo y bendice a tu heredad, pastoréalos y llévalos para siempre.