1. Bendice, alma mía, al Señor. Señor, Dios mío, cuán grande eres; te has vestido de esplendor y de majestad,
2. cubriéndote de luz como con un manto, extendiendo los cielos como una cortina.
3. El es el que pone las vigas de sus altos aposentos en las aguas; el que hace de las nubes su carroza; el que anda sobre las alas del viento;
4. que hace de los vientos sus mensajeros, y de las llamas de fuego sus ministros.
5. El estableció la tierra sobre sus cimientos, para que jamás sea sacudida.
6. La cubriste con el abismo como con un vestido; las aguas estaban sobre los montes.
7. A tu reprensión huyeron; al sonido de tu trueno se precipitaron.
8. Se levantaron los montes, se hundieron los valles, al lugar que tú estableciste para ellos.