20. Y otros son aquellos en que se sembró la semilla en tierra buena; los cuales oyen la palabra, la aceptan y dan fruto, unos a treinta, otros a sesenta y otros a ciento por uno.
21. Y les decía: ¿Acaso se trae una lámpara para ponerla debajo de un almud o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelero?
22. Porque nada hay oculto, si no es para que sea manifestado; ni nada ha estado en secreto, sino para que salga a la luz.
23. Si alguno tiene oídos para oír, que oiga.
24. También les decía: Cuidaos de lo que oís. Con la medida con que midáis, se os medirá, y aun más se os dará.
25. Porque al que tiene, se le dará más, pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.
26. Decía también: El reino de Dios es como un hombre que echa semilla en la tierra,
27. y se acuesta y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece; cómo, él no lo sabe.
28. La tierra produce fruto por sí misma; primero la hoja, luego la espiga, y después el grano maduro en la espiga.