12. Pero vosotros lo profanáis, cuando decís: "La mesa del Señor es inmunda, y su fruto, su alimento despreciable."
13. También decís: "¡Ay, qué fastidio!" Y con indiferencia lo despreciáis--dice el Señor de los ejércitos-- y traéis lo robado, o cojo, o enfermo; así traéis la ofrenda. ¿Aceptaré eso de vuestra mano?--dice el Señor.
14. ¡Maldito sea el engañador que tiene un macho en su rebaño, y lo promete, pero sacrifica un animal dañado al Señor! Porque yo soy el Gran Rey--dice el Señor de los ejércitos-- y mi nombre es temido entre las naciones.