37. Pero ellos, aterrorizados y asustados, pensaron que veían un espíritu.
38. Y El les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y por qué surgen dudas en vuestro corazón?
39. Mirad mis manos y mis pies, que soy yo mismo; palpadme y ved, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo.
40. Y cuando dijo esto, les mostró las manos y los pies.
41. Como ellos todavía no lo creían a causa de la alegría y que estaban asombrados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer?
42. Entonces ellos le presentaron parte de un pescado asado.
43. Y El lo tomó y comió delante de ellos.
44. Y les dijo: Esto es lo que yo os decía cuando todavía estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo que sobre mí está escrito en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.
45. Entonces les abrió la mente para que comprendieran las Escrituras,
46. y les dijo: Así está escrito, que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día;
47. y que en su nombre se predicara el arrepentimiento para el perdón de los pecados a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.
48. Vosotros sois testigos de estas cosas.