La Biblia De Las Americas

Lucas 13:18-35 La Biblia De Las Americas (LBLA)

18. Entonces decía: ¿A qué es semejante el reino de Dios y con qué lo compararé?

19. Es semejante a un grano de mostaza que un hombre tomó y echó en su huerto; y creció y se hizo árbol, y las aves del cielo anidaron en sus ramas.

20. Y volvió a decir: ¿A qué compararé el reino de Dios?

21. Es semejante a la levadura que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina hasta que todo quedó fermentado.

22. Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, mientras proseguía camino a Jerusalén.

23. Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y El les dijo:

24. Esforzaos por entrar por la puerta estrecha, porque os digo que muchos tratarán de entrar y no podrán.

25. Después que el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, y vosotros, estando fuera, comencéis a llamar a la puerta, diciendo: "Señor, ábrenos", El respondiendo, os dirá: "No sé de dónde sois."

26. Entonces comenzaréis a decir: "Comimos y bebimos en tu presencia, y enseñaste en nuestras calles;"

27. y El dirá: "Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mi, todos los que haceis iniquidad."

28. Allí será el llanto y el crujir de dientes cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero vosotros echados fuera.

29. Y vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.

30. Y he aquí, hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos.

31. En ese momento llegaron unos fariseos diciéndole: Sal y vete de aquí, porque Herodes te quiere matar.

32. Y El les dijo: Id y decidle a ese zorro: "Yo expulso demonios, y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día cumplo mi propósito."

33. Sin embargo, debo seguir mi camino, hoy, mañana y pasado mañana; porque no puede ser que un profeta muera fuera de Jerusalén.

34. ¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, y no quisiste!

35. He aquí, vuestra casa se os deja desierta; y os digo que no me veréis más, hasta que llegue el tiempo en que digáis: "Bendito el que viene en nombre del Señor."