21. Respondió el pueblo a Josué: No, sino que serviremos al Señor.
22. Y Josué dijo al pueblo: Vosotros sois testigos contra vosotros mismos de que habéis escogido al Señor para servirle. Y dijeron: Testigos somos.
23. Ahora pues, quitad los dioses extranjeros que están en medio de vosotros, e inclinad vuestro corazón al Señor, Dios de Israel.
24. Y el pueblo respondió a Josué: Al Señor nuestro Dios serviremos y su voz obedeceremos.
25. Entonces Josué hizo un pacto con el pueblo aquel día, y les impuso estatutos y ordenanzas en Siquem.
26. Y escribió Josué estas palabras en el libro de la ley de Dios; y tomó una gran piedra y la colocó allí debajo de la encina que estaba junto al santuario del Señor.
27. Y dijo Josué a todo el pueblo: He aquí, esta piedra servirá de testigo contra nosotros, porque ella ha oído todas las palabras que el Señor ha hablado con nosotros; será, pues, testigo contra vosotros para que no neguéis a vuestro Dios.
28. Entonces Josué despidió al pueblo, cada uno a su heredad.
29. Y sucedió que después de estas cosas Josué, hijo de Nun, siervo del Señor, murió a la edad de ciento diez años.
30. Y lo sepultaron en la tierra de su heredad, en Timnat-sera, que está en la región montañosa de Efraín, al norte del monte Gaas.