13. Como uno a quien consuela su madre, así os consolaré yo; en Jerusalén seréis consolados.
14. Cuando lo veáis, se llenará de gozo vuestro corazón, y vuestros huesos florecerán como hierba tierna; la mano del Señor se dará a conocer a sus siervos, y su indignación a sus enemigos.
15. Porque he aquí, el Señor vendrá en fuego y sus carros como torbellino, para descargar con furor su ira y su reprensión con llamas de fuego.