La Biblia De Las Americas

Hechos 5:9-24 La Biblia De Las Americas (LBLA)

9. Entonces Pedro le dijo: ¿Por qué os pusisteis de acuerdo para poner a prueba al Espíritu del Señor? Mira, los pies de los que sepultaron a tu marido están a la puerta, y te sacarán también a ti.

10. Al instante ella cayó a los pies de él, y expiró. Al entrar los jóvenes, la hallaron muerta, y la sacaron y le dieron sepultura junto a su marido.

11. Y vino un gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que supieron estas cosas.

12. Por mano de los apóstoles se realizaban muchas señales y prodigios entre el pueblo; y estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón.

13. Pero ninguno de los demás se atrevía a juntarse con ellos; sin embargo, el pueblo los tenía en gran estima.

14. Y más y más creyentes en el Señor, multitud de hombres y de mujeres, se añadían constantemente al número de ellos ,

15. a tal punto que aun sacaban los enfermos a las calles y los tendían en lechos y camillas, para que al pasar Pedro, siquiera su sombra cayera sobre alguno de ellos.

16. También la gente de las ciudades en los alrededores de Jerusalén acudía trayendo enfermos y atormentados por espíritus inmundos, y todos eran sanados.

17. Pero levantándose el sumo sacerdote, y todos los que estaban con él (es decir, la secta de los saduceos), se llenaron de celo,

18. y echaron mano a los apóstoles y los pusieron en una cárcel pública.

19. Pero un ángel del Señor, durante la noche, abrió las puertas de la cárcel, y sacándolos, dijo:

20. Id, y puestos de pie en el templo, hablad al pueblo todo el mensaje de esta Vida.

21. Habiendo oído esto, entraron al amanecer en el templo y enseñaban. Cuando llegaron el sumo sacerdote y los que estaban con él, convocaron al concilio, es decir, a todo el senado de los hijos de Israel, y enviaron órdenes a la cárcel para que los trajeran.

22. Pero los alguaciles que fueron no los encontraron en la cárcel; volvieron, pues, e informaron,

23. diciendo: Encontramos la cárcel cerrada con toda seguridad y los guardias de pie a las puertas; pero cuando abrimos, a nadie hallamos dentro.

24. Cuando oyeron estas palabras, el capitán de la guardia del templo y los principales sacerdotes se quedaron muy perplejos a causa de ellos, pensando en qué terminaría aquello.