10. Porque Dios no es injusto como para olvidarse de vuestra obra y del amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido, y sirviendo aún, a los santos.
11. Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para alcanzar la plena seguridad de la esperanza,
12. a fin de que no seáis perezosos, sino imitadores de los que mediante la fe y la paciencia heredan las promesas.
13. Pues cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por uno mayor, juró por sí mismo,
14. diciendo: Ciertamente te bendecire y ciertamente te multiplicare.
15. Y así, habiendo esperado con paciencia, obtuvo la promesa.