La Biblia De Las Americas

Ezequiel 24:1-18 La Biblia De Las Americas (LBLA)

1. Y vino a mí la palabra del Señor en el año noveno, el mes décimo, a los diez días del mes, diciendo:

2. Hijo de hombre, escribe la fecha del día, del día de hoy. Este mismo día el rey de Babilonia ha avanzado contra Jerusalén.

3. Relata una parábola a la casa rebelde y diles: "Así dice el Señor Dios: 'Pon la olla, ponla, y echa también en ella agua;

4. pon en ella los trozos, todo trozo bueno, pierna y espalda; llénala de huesos escogidos.

5. 'Toma lo mejor del rebaño, y apila también la leña debajo de ella; hazla hervir a borbotones, cuece también sus huesos en ella.'

6. "Porque así dice el Señor Dios: '¡Ay de la ciudad sanguinaria, de la olla que tiene herrumbre, cuya herrumbre no se le va! Trozo por trozo sácala, sin echar suertes sobre ella.

7. 'Porque su sangre está en medio de ella, la puso sobre la roca desnuda; no la derramó sobre la tierra para que el polvo la cubriera.

8. 'Para hacer subir el furor, para tomar venganza, he puesto yo su sangre sobre la roca desnuda, para que no sea cubierta.'

9. "Por tanto, así dice el Señor Dios: '¡Ay de la ciudad sanguinaria! Yo también haré grande el montón de leña.

10. 'Aumenta la leña, enciende el fuego, hierve bien la carne, mézclale las especias, y que se quemen los huesos.

11. 'Luego pon la olla vacía sobre las brasas, para que se caliente, se ponga al rojo su bronce, se funda en ella su inmundicia, y sea consumida su herrumbre.

12. 'De trabajos me ha fatigado, y no se le ha ido su mucha herrumbre. ¡Consúmase en el fuego su herrumbre!

13. 'En tu inmundicia hay lujuria. Por cuanto yo quise limpiarte pero no te dejaste limpiar, no volverás a ser purificada de tu inmundicia, hasta que yo haya saciado mi furor sobre ti.

14. 'Yo, el Señor, he hablado. Esto viene y yo actuaré; no me volveré atrás, no me apiadaré y no me arrepentiré. Según tus caminos y según tus obras te juzgaré'--declara el Señor Dios."

15. Y vino a mí la palabra del Señor, diciendo:

16. Hijo de hombre, he aquí, voy a quitarte de golpe el encanto de tus ojos; pero no te lamentarás, ni llorarás, ni correrán tus lágrimas.

17. Gime en silencio, no hagas duelo por los muertos; átate el turbante, ponte el calzado en los pies y no te cubras los bigotes ni comas pan de duelo.

18. Y hablé al pueblo por la mañana, y por la tarde murió mi mujer; y a la mañana siguiente hice como me fue mandado.