29. Ojalá que fueran sabios, que comprendieran esto, que discernieran su futuro.
30. ¿Cómo es que uno puede perseguir a mil, y dos hacer huir a diez mil, si su Roca no los hubiera vendido, y el Señor no los hubiera entregado?
31. En verdad, su roca no es como nuestra Roca; aun nuestros mismos enemigos así lo juzgan.
32. Porque la vid de ellos es de la vid de Sodoma y de los campos de Gomorra; sus uvas son uvas venenosas, sus racimos, amargos.