10. Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas?
11. Y él, respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es concedido saber los misterios del reino de los cielos, pero a ellos no les es concedido.
12. Porque a cualquiera que tiene, se le dará y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.
13. Por eso les hablo por parábolas; porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden.
14. De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice:De oído oiréis, y no entenderéis;y viendo veréis, y no percibiréis.
15. Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyen pesadamente, y han cerrado sus ojos, no sea que vean con los ojos, y oigan con los oídos, y entiendan con el corazón, y se conviertan, y yo los sane.
16. Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen.
17. Porque de cierto os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.
18. Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador:
19. Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo y arrebata lo que fue sembrado en su corazón; éste es el que fue sembrado junto al camino.
20. Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra y de inmediato la recibe con gozo.
21. Pero no tiene raíz en sí, sino que es temporal, y cuando viene la aflicción o la persecución por la palabra, en seguida se ofende.
22. Y el que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra; pero el afán de este mundo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa.
23. Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y el que da fruto; y da uno a ciento, y otro a sesenta y otro a treinta por uno.
24. Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante al hombre que sembró buena semilla en su campo.