34. Y sin parábolas no les hablaba; mas a sus discípulos en privado les declaraba todo.
35. Y les dijo aquel día cuando anochecía: Pasemos al otro lado.
36. Y despidiendo a la multitud, le llevaron así como estaba en la barca; y había también con él otras barcas.
37. Entonces se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba.
38. Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal, y le despertaron y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?
39. Y levantándose, reprendió al viento y dijo al mar: ¡Calla, enmudece! Y cesó el viento y se hizo grande bonanza.
40. Y a ellos les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?
41. Y tuvieron gran temor y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?