25. Mas cuando Juan terminaba su carrera, dijo: ¿Quién pensáis que soy? Yo no soy él; pero he aquí, viene tras mí uno cuyo calzado de los pies no soy digno de desatar.
26. Varones hermanos, hijos del linaje de Abraham y los que entre vosotros teméis a Dios, a vosotros es enviada la palabra de esta salvación.
27. Porque los que habitan en Jerusalén y sus gobernantes, no reconociendo a Jesús ni las voces de los profetas que se leen todos los días de reposo, las cumplieron al condenarle.
28. Y sin hallar en él causa de muerte, pidieron a Pilato que le matase.
29. Y habiendo cumplido todas las cosas que de él estaban escritas, lo bajaron del madero y lo pusieron en el sepulcro.
30. Pero Dios le levantó de entre los muertos.
31. Y lo vieron durante muchos días los que habían subido juntamente con él de Galilea a Jerusalén, quienes ahora son sus testigos ante el pueblo.
32. Y nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella promesa que fue hecha a los padres,
33. la cual Dios nos ha cumplido a nosotros, los hijos de ellos, resucitando a Jesús, como también está escrito en el salmo segundo: Mi hijo eres tú; yo te he engendrado hoy.
34. Y con respecto a que le levantó de entre los muertos para nunca más volver a corrupción, lo dijo así: Os daré las misericordias fieles de David.
35. Por eso dice también en otro lugar: No permitirás que tu Santo vea corrupción.
36. Porque a la verdad David, habiendo servido a su propia generación según la voluntad de Dios, durmió, y fue reunido con sus padres y vio corrupción.