14. quien te hablará palabras por las cuales serás salvo tú y toda tu casa.
15. Y cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, como sobre nosotros al principio.
16. Entonces me acordé de lo que había dicho el Señor cuando dijo: Juan ciertamente bautizó en agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo.
17. Así que, si Dios les dio también el mismo don que a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para oponer resistencia a Dios?
18. Entonces, oídas estas cosas, callaron y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!
19. Ahora bien, los que habían sido esparcidos a causa de la tribulación que sobrevino en tiempos de Esteban viajaron hasta Fenicia, y Chipre y Antioquía, no hablando a nadie la palabra, sino sólo a los judíos.
20. Y de ellos había unos varones chipriotas y cirenenses, quienes, cuando entraron en Antioquía, hablaron también a los griegos, anunciando el evangelio del Señor Jesús.
21. Y la mano del Señor estaba con ellos, y un gran número creyó y se convirtió al Señor.
22. Y llegó la noticia de estas cosas a oídos de la iglesia que estaba en Jerusalén; y enviaron a Bernabé para que fuese hasta Antioquía,
23. quien, cuando llegó y vio la gracia de Dios, se regocijó y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen firmes en el Señor.
24. Porque Bernabé era un hombre bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe; y una gran multitud fue agregada al Señor.
25. Después partió Bernabé hacia Tarso para buscar a Saulo; y cuando le halló, le llevó a Antioquía.
26. Y se reunieron todo un año allí con la iglesia y enseñaron a mucha gente; y los discípulos fueron llamados cristianos por primera vez en Antioquía.
27. Y en aquellos días descendieron unos profetas de Jerusalén a Antioquía.
28. Y levantándose uno de ellos, llamado Agabo, daba a entender por el Espíritu que iba a haber una gran hambre en toda la tierra habitada, la cual ocurrió en tiempos de Claudio.