4. Y circuncidó Abraham a su hijo Isaac de ocho días, como Dios le había mandado.
5. Y era Abraham de cien años cuando le nació su hijo Isaac.
6. Entonces dijo Sara: Dios me ha hecho reír, y cualquiera que lo oyere se reirá conmigo.
7. Y añadió: ¿Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara había de amamantar hijos? Pues le he dado un hijo en su vejez.
8. Y creció el niño y fue destetado; e hizo Abraham gran banquete el día en que fue destetado Isaac.
9. Y vio Sara que el hijo de Agar, la egipcia, el cual ésta había dado a luz a Abraham, se burlaba.
10. Por tanto, dijo a Abraham: Echa a esta sierva y a su hijo, porque el hijo de esta sierva no ha de heredar con mi hijo Isaac.
11. Este asunto le pareció grave en gran manera a Abraham a causa de su hijo.
12. Entonces dijo Dios a Abraham: No te parezca grave el asunto a causa del muchacho ni de tu sierva; en todo lo que te diga Sara, oye su voz, porque en Isaac te será llamada descendencia.
13. Y también del hijo de la sierva haré una nación, porque es tu simiente.
14. Entonces Abraham se levantó muy de mañana, y tomó pan, y un odre de agua y se lo dio a Agar, poniéndolo sobre su hombro, y le entregó el muchacho y la despidió. Y ella partió y anduvo errante por el desierto de Beerseba.
15. Y cuando faltó el agua del odre, puso al muchacho debajo de un arbusto;
16. y fue y se sentó enfrente, alejándose como a un tiro de arco, porque decía: No veré cuando el muchacho muera. Y se sentó enfrente, y alzó su voz y lloró.
17. Y oyó Dios la voz del muchacho, y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No temas, porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está.
18. Levántate, alza al muchacho y sostenle de la mano, porque haré de él una gran nación.
19. Entonces le abrió Dios los ojos, y vio un pozo de agua; y fue y llenó el odre de agua y dio de beber al muchacho.
20. Y Dios estaba con el muchacho; y creció, y habitó en el desierto y fue tirador de arco.
21. Y habitó en el desierto de Parán, y su madre le tomó esposa de la tierra de Egipto.
22. Y aconteció en aquel mismo tiempo que Abimelec, con Ficol, jefe de su ejército, habló a Abraham, diciendo: Dios está contigo en todo cuanto haces.
23. Ahora, pues, júrame aquí por Dios que no me tratarás falsamente a mí, ni a mi hijo ni a mi nieto, sino que, conforme a la bondad que yo hice contigo, harás tú conmigo y con la tierra donde has peregrinado.