11. Tuya es, oh Jehová, la grandeza y el poder, y la gloria, y la victoria y la majestad; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos.
12. Y las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú señoreas sobre todo; y en tu mano está el poder y la fortaleza, y en tu mano el hacer grande y el fortalecer a todos.
13. Ahora pues, Dios nuestro, nosotros te alabamos y loamos tu glorioso nombre.
14. Porque, ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Porque todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos.
15. Porque nosotros somos extranjeros delante de ti y advenedizos, como todos nuestros padres; y nuestros días sobre la tierra, cual sombra que no dura y sin esperanza.
16. Oh Jehová, Dios nuestro, toda esta abundancia que hemos preparado para edificar una casa a tu santo nombre, de tu mano procede, y todo es tuyo.
17. Yo sé, Dios mío, que tú pruebas los corazones y que la rectitud te agrada; por eso yo con rectitud de mi corazón voluntariamente te he ofrecido todo esto; y ahora he visto con alegría que tu pueblo, reunido aquí ahora, ha dado para ti voluntariamente.
18. Oh Jehová, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, nuestros padres, conserva perpetuamente este designio del pensamiento del corazón de tu pueblo y encamina su corazón a ti.
19. Asimismo, da a mi hijo Salomón corazón perfecto, para que guarde tus mandamientos, tus testimonios y tus estatutos, y para que haga todas las cosas y te edifique el palacio para el cual yo he hecho preparativos.
20. Después dijo David a toda la congregación: Bendecid ahora a Jehová vuestro Dios. Entonces toda la congregación bendijo a Jehová, Dios de sus padres, y se inclinaron y adoraron delante de Jehová y del rey.
21. Y ofrecieron sacrificios a Jehová y ofrecieron a Jehová holocaustos al día siguiente: mil becerros, mil carneros, mil corderos con sus libaciones y muchos sacrificios por todo Israel.