2. —Vete donde están los recabitas*, habla con ellos, tráelos a una de las salas del Templo del Señor y ofréceles vino.
3. Traje conmigo a Jazanías, hijo de Jeremías y nieto de Abasinías, a sus parientes, a todos sus hijos y a la familia entera de los recabitas.
4. Los llevé al Templo del Señor, a la sala de los hijos de Janán, hijo de Jigdalías, el hombre de Dios, la sala que está junto al salón de los dignatarios y encima de la sala de Maasías, hijo de Salún, el portero.
5. Puse ante los recabitas varias copas llenas de vino y les dije que bebieran.
6. Ellos respondieron:—No bebemos vino, pues Jonadab, hijo de nuestro antepasado Recab, nos impuso esta norma: «Nunca beberán vino, ni ustedes ni sus hijos;
7. no construirán casas, ni sembrarán, ni plantarán viñas. Pasarán su existencia en tiendas, de modo que vivan muchos años sobre la tierra en la que son forasteros».
8. Nosotros hemos obedecido a Jonadab, hijo de nuestro antepasado Recab, en todo lo que nos mandó. Por eso nunca bebemos vino, ni nosotros, ni nuestras mujeres, ni nuestros hijos ni nuestras hijas;
9. no construimos casas para habitarlas ni tenemos viñas ni campos para sembrar;
10. y habitamos en tiendas, obedeciendo y haciendo todo lo que nos mandó nuestro antepasado Jonadab.
11. Pero, cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, invadió el país, nos dijimos: «Vamos a Jerusalén para huir del ejército caldeo y del ejército arameo», y nos establecimos en Jerusalén.
12. Jeremías recibió la palabra del Señor en estos términos:
13. —Así dice el Señor del universo, Dios de Israel: Di a la gente de Judá y a los habitantes de Jerusalén: ¿Nunca van a aprender la lección y a hacer caso a mis palabras? —oráculo del Señor—.
14. Jonadab, hijo de Recab, mandó a sus hijos que no bebieran vino y, cumpliendo su mandato, no lo han probado hasta el día de hoy. Ellos obedecieron el mandato de su antepasado, pero a mí, que les he hablado sin descanso, ustedes no me han hecho caso.